A eso de las once y media de la mañana, Alberto Tomás, figura hierática, pelo y labios grises, ojos líquidos, sale de la inmensa mole parduzca del centro de especialidades de la Seguridad Social y pone rumbo a casa. Camina despacio, sin demasiada prisa. Hace un día espléndido: el sol brilla en medio de un … Sigue leyendo Pequeños placeres viejos