
No hay nada más sobrecogedor. Un kilo de puerros, tres de patatas, una bolsa de zanahorias, crema de verduras inconclusa, acaso acompañamiento para una buena pieza de carne, verduras rehogadas, salteadas, todo desparramado por el suelo. Un hilo de aceite desliza entre las hortalizas, procedente de una botella de plástico de litro abierta, resbala hasta ir a caer por un sumidero, se pierde alcantarilla abajo, emitiendo un gorgoteo lento y hueco. Huele a plástico, un olor dulzón a plástico quemado. Se oyen gritos, empiezan a oírse por encima del silencio estático de la mañana. Varias monedas de céntimo, metódicamente contabilizadas minutos atrás, se impregnan entretanto del líquido brillante y viscoso, esparcidas acá y allá, mientras una rueda minúscula de plástico, con pelusas de polvo adheridas al canto, sigue girando sobre sí misma, incrustada en el engranaje del carro, el carro de color azul, «como el cielo azul», decía orgullosa. Algunos pasos apresurados irrumpen ya en escena, golpean las piezas de verdura, pisan en desconcierto las bolsas medio abiertas, mecidas por una brisa suave, indiferente. Junto a una de esas bolsas, un zapato de color negro, extraño y descontextualizado, y unos metros más allá, inerte en medio de la calzada, el cuerpo de la señora Angustias, rodeado de curiosos, de improvisados enfermeros que tratan de socorrerla. El coche, dicen, se ha dado a la fuga. Alguien llamó por teléfono. De fondo las primeras sirenas, reverberando entre los muros de la ciudad inmóvil, anuncian que llegan tarde. Poco queda que se pueda hacer. El cuerpo de la señora Angustias será retirado de la calzada cuando el protocolo así lo disponga; los objetos allí abandonados, la compra y las monedas, el carro, las bolsas, el zapato negro descontextualizado, quedarán entonces huérfanos, sin propósito, y los viejos apegos, apenas intuidos por el observador casual, se desnaturalizarán de súbito. Será más que la muerte en sí misma. Será la instantánea exacta, dramática, de la vida interrumpida.
No hay nada más sobrecogedor.