
La habitación en penumbra, pálida. Ella descansa la fatiga del sexo sobre su torso desnudo. Él mira hacia la puerta, atento. El mundo en calma. Algún espanto ocasional, rumores, ecos lejanos. Nada más. La luz de la luna entra por la ventana. Franjas oscuras, paredes blancas. De repente el hombre se inquieta: «Las llaves». Pero no, piensa: «Seguro que están en el suelo, junto a la cama, bajo el uniforme arrugado». Más tranquilo, observa como su acompañante duerme junto a él. Se pregunta qué estará soñando, fascinado, temeroso. Siempre lo hace. «Como si sirviera de algo…». En ese momento la muchacha despierta. Lo mira con ojos ausentes, sonríe. Dice te quiero. Él la manda callar:
—No querrás que descubran nuestro secreto…
A continuación se levanta y se viste, recoge las llaves del suelo y sale de la habitación sin decir adiós. Crujir de cerraduras, ruido de candados. Luego, el silencio.
El secreto, microrrelato disponible en De sombra y de luz. Relatos Vol. I